Compartimos con ustedes la entrevista realizada por Ibai Fernández e Iñaki Porto a la Presidenta de Navarra, Uxue Barkos, para el Diario de Noticias de Navarra. En dicha nota, publicada el día 9 de septiembre, la lehendakari de la Comunidad Foral reflexiona acerca de la gestión realizada por el Gobierno del Cambio desde 2015 y los próximos pasos a seguir.

Uxue Barkos, durante una intervención en el Parlamento de Navarra. Fuente: Noticias de Navarra
La presidenta del Gobierno de Navarra reflexiona sobre el pasado, el presente y el futuro del cambio iniciado en 2015 desde un moderno despacho de la planta noble del Palacio de Navarra. Un lugar que contrasta en medio de un edificio lleno de historia que conserva la decoración propia de los tiempos de Amadeo Marco, y que tras años de descuido hoy se encuentra en un proceso de rehabilitación que pasa por renovar los jardines, incluir la denominación bilingüe y la supresión del escudo franquista de la fachada principal. Metáfora de un cambio de Gobierno que supera los tres años con Uxue Barkos al frente, y que para la presidenta ha dejado de ser un deseo para convertirse ya “en una realidad”. “El cambio tiene recorrido para mucho más de cuatro años”, sostiene la presidenta de Navarra, que lamenta las “urgencias” y los “nervios” electorales que parecen tener algunas fuerzas políticas.
¿Qué representa el cambio para Uxue Barkos?
Una gestión eficiente y capaz basada en el diálogo y en el acuerdo. El cambio es la demostración de que es posible ser enormemente ambicioso y progresista en políticas sociales desde una gestión responsable de las cuentas públicas. Y que se puede ser firme y exigente con el Estado desde la lealtad institucional. Hemos hecho realidad lo que, interesadamente, nos decían que era imposible. Que se puede gobernar de otra forma.
¿Han pasado rápido estos tres años?
Ha sido vertiginoso.
¿Y ha sido más difícil de lo que esperaba?
Ya sabíamos que no iba a ser fácil, entre otras cosas porque la propia Administración llevaba 40 años trabajando de una manera, más otros 40 de franquismo, y estos cuatro han sido un punto de inflexión. Ha habido una ruptura muy importante, pero a veces el cambio ha sido lento.
¿Qué es lo que más les ha costado?
Nos encontramos una Administración agotada por los recortes. Con muchas carencias que poco a poco hemos ido superando. Pero al mismo tiempo hemos tenido que pedir un esfuerzo de resistencia, porque la situación económica todavía no ha escampado. Ha sido un trabajo silencioso, que ha requerido un gran esfuerzo al Gobierno y que creo que la Función Pública ha entendido bien. En muchos aspectos hemos modernizado la Administración, y eso es algo se verá mejor con el tiempo.
¿Cree que los ciudadanos han visto cumplidas las expectativas?
Supongo que algunos sí, otros no, y otros en parte. Es normal. Pero sí creo que la mayoría de la sociedad entiende que hay cosas que requieren tiempo, y según para qué, cuatro años son muy poco. Porque llevar un ritmo que satisfaga al conjunto de la sociedad a veces requiere esperar. Las prisas nunca fueron buenas consejeras. Es lo que le pido a quien apoyó el cambio, que mantenga la ambición y la ilusión por seguir mejorando y modernizando Navarra. Sería un error olvidar de dónde venimos y subestimar todo lo que hemos hecho. Porque el cambio tiene recorrido para mucho más de cuatro años.
¿Está agotada la legislatura, como dice UPN?
De ninguna manera, y escuchar eso por boca de quien ha tenido responsabilidad de Gobierno es una irresponsabilidad. Quizá sea que tanto anunciar el apocalipsis ya nos les quedan bengalas. Pero nosotros al menos seguimos trabajando.
¿Qué les queda en cartera?
Mucho, y algunos proyectos de ley muy importantes. De la Ley de Policías a los Presupuestos de 2019. Y un plan de inversiones muy importante si el Gobierno de Pedro Sánchez nos permite invertir el superávit.
¿Habrá presupuestos?
Siempre creí que el último sería más difícil, pero la experiencia de estos tres años me hace pensar que sí. Al menos a día de hoy, veo buena sintonía y responsabilidad. Y si no se llega a un acuerdo será porque se han agotado todas las posibilidades.
¿No le preocupa que a partir de ahora afloren las diferencias en el seno del cuatripartito?
Diferencias las ha habido desde el primer día, y algunas incluso están recogidas en el propio acuerdo programático. Nunca lo hemos escondido, ni hemos renunciado a nuestra propia identidad. Pero siempre se ha actuado con responsabilidad, incluso en las diferencias. Y eso es algo que quiero poner en valor porque nos ha dado estabilidad, y la estabilidad es esencial en la acción política. Es uno de los mejores regalos y esfuerzos que el cuatripartito ha hecho a la sociedad.
Pero entramos ya en periodo preelectoral, ahí las diferencias se suelen dejar notar bastante más.
Tal vez ahora sean mas visibles, y tal vez más ácidas. Evidentemente, es una situación nueva para todos que tendremos que saber gestionar. Lo que me preocuparía es que rompamos los puentes tendidos en este tiempo. Se lo debemos a la sociedad que apostó por el cambio y que en su gran mayoría creo que seguirá apostando por seguir otros cuatro años.
[…] Una cosa es dialogar, y otra acordar.
Ha habido un acuerdo constante con las fuerzas que apoyan al Gobierno en Navarra, pero también con los gobiernos de PP y PSOE en Madrid. Acuerdos muy importantes además. Tenemos el Pacto Educativo con mayor respaldo sindical, y hemos fomentado y desbloqueado el acuerdo en torno al Idisna entre la UN y la UPNA para impulsar un instituto de investigación. Hasta la propia Ley de Policías es un ejemplo de la búsqueda constante de consensos, por vías alternativas incluso si es necesario. Pero lógicamente, para acordar debe haber también una voluntad de diálogo, y no siempre la hay.
¿Los consensos amplios, como el Pacto Educativo o la Ley de Policías, suelen salir caros?
Revertir recortes siempre supone una mayor inversión pública. Pero es necesaria. Evidentemente, si queremos una renta garantizada ambiciosa y solvente, si queremos reducir las listas de espera o arreglar los colegios, tenemos que generar recursos. Aunque a veces suponga hacer malabares con platillos chinos.
¿Y hay dinero para todo?
No hay dinero, claro. Nunca hay para todo. Por eso la gestión debe ser solvente y seria. Y hay que tomar medidas que a veces son dolorosas. Precisamente, uno de los problemas que ha evidenciado esta crisis es el error que cometió la socialdemocracia cuando cayó en la trampa de creer que unas políticas de relajo fiscal son un buen camino para llegar a las elecciones. Eso siempre acaba mal. Lo malo es que en Navarra todavía persisten.
¿Qué perspectivas económicas manejan para Navarra?
De momento estamos creciendo por encima de la media del Estado y las perspectivas, tanto las nuestras como las de las entidades financieras, son positivas. Lo que no quiere decir que no sigamos alerta. Esto no ha terminado. Tenemos que seguir resistiendo y trabajando.
Entre otras cosas porque buena parte del empleo sigue siendo precario.
Sí, aunque algo empieza a mejorar, la calidad del empleo es seguramente el principal reto ahora. No podremos decir que hemos salido de la crisis mientras haya salarios que no permitan vivir dignamente. Eso no nos debe hacer olvidar tampoco que sigue siendo necesario un esfuerzo de solidaridad como sociedad con quienes peor lo están pasando.
¿Por qué en Navarra no hay plan de empleo?
Porque se ha priorizado la puesta en práctica de políticas efectivas de empleo. En la anterior legislatura había Plan de Empleo pero no había un ejercicio de políticas de empleo real. Hemos empezado por abajo. Creemos que es más efectivo así. Luego ya veremos si se cosifica en un acto público de acuerdo con los agentes sociales, lo que no es fácil con determinadas actitudes.
[…] ¿Diría que hay tensión en Navarra?
Pues no, para nada. Hay gente que no está de acuerdo con las medidas que toma este Gobierno. Eso es legítimo y es normal. Pero en la calle yo no veo tensión, sinceramente. Ni ningún apocalipsis tampoco.
¿Se ha avanzado en convivencia?
En Memoria Histórica sin duda. Porque en 40 años no se había hecho nada. Tampoco con gobiernos socialistas. Es muy duro decirlo, pero es así. Hay ciudadanos que llevan más de 80 años buscando los restos de sus familiares. En este tema hemos avanzado mucho. También en la memoria reciente, tanto con las otras violencias como con las víctimas de ETA, algunas de las cuales este Gobierno ha atendido por primera vez.
Sin embargo, la crítica a su gestión ha sido muy dura por parte de algunas víctimas de ETA.
Ha habido quien no ha querido que pudiéramos trabajar con las víctimas del terrorismo con el argumento de que tenemos un acuerdo con quien no condena la violencia. Pero EH Bildu es un partido legal, y el Gobierno ha sido claro y rotundo en su condena desde el primer día. Quizá lo que algunos buscaban era romper la mayoría de gobierno. Al final ha acabado en una ruptura de la AVT y eso es algo que no es positivo para las propias víctimas. Y algunos, y en especial UPN, se lo deberían mirar.
¿Espera cambios en la política penitenciaria?
No es algo que competa a este Gobierno, pero sí creo que deberían terminar las políticas de excepción, y confío en que ocurra. Sería positivo.
¿Tiene fecha para la reunión con Pedro Sánchez?
No, y hay cuestiones importantes que debemos atender. Como la relajación de la normativa presupuestaria para que podamos disponer del superávit de 2017. Tenemos dinero y tenemos proyectos preparados para la banda ancha, inversiones en los ayuntamientos o mejoras de infraestructuras que no podemos acometer por un problema de interpretación de una ley.
[…] ¿Qué piensa cuando oye a la oposición en Madrid el mismo mensaje catastrófico que en Navarra?
Que algunos tienen un discurso muy pobre. Limitar todo un argumentario de oposición a decir ‘usted va a romper todo’ lo único que prueba es la ausencia de proyecto político. Lo curioso es que a Pedro Sánchez le están aplicando la política del apocalipsis a la que en Navarra estamos ya vacunados, pero en la que también ha participado el PSN.
¿Sigue apostando por un Gobierno de 33 escaños que sume al PSN al cuatripartito?
El PSN ha perdido una magnífica oportunidad en esta legislatura para demostrar que su aval a las políticas de la derecha ha acabado. Y es una pena, porque estos cambios de posición en periodo preelectoral pierden mucha credibilidad.
¿Qué le parece que María Chivite plantee abiertamente un Gobierno con Geroa Bai?
-Que se equivoca, porque con el reparto actual eso no es posible, y ponerse en futuribles cuando queda un curso entero no tiene mucho sentido. Y menos cuando deja la puerta abierta a acuerdos con Ciudadanos y con UPN. No tendría por qué cerrar puertas, pero cuando lo hace con unos pero las deja abiertas con otros, suele ser por algo. Hay algunas amnesias que dan miedo.
¿Cree que el PSN volvería a gobernar con UPN?
Desde luego es una opción que deliberadamente han dejado abierta.
¿Descarta un Gobierno de Geroa Bai con el PSN?
No veo un escenario que rompa por la vía del bloqueo la mayoría actual. Y tengo claro que nunca me sentaré con quien me imponga líneas rojas para hablar con nadie. Quien de partida veta a los representantes de un porcentaje muy importante de la población navarra no tiene cabida en el proyecto político en el que yo creo. Se podrán llegar a acuerdos o no, pero tender la mano al diálogo a unos negándola a otros me parece la mayor expresión de ineptitud política. Conmigo que no cuenten.
¿No piensa entonces en cambiar a EH Bildu por el PSN, como se ha insinuado desde la formación abertzale?
Francamente, no creo que Geroa Bai se merezca acusaciones de este tipo. Nunca hemos hecho un gesto en ese sentido, ni de veto hacia nadie. Tengo claro que cuando el PSN hace esto lo que busca es lavar su imagen de estos tres años con UPN, y es un juego en el que no vamos a entrar. Ahora bien, si Bildu juega a resolver cualquier discrepancia con Geroa Bai generando esa sospecha, también se equivoca. No vamos a aceptar líneas rojas, y menos de terceros.
¿La apuesta sigue siendo entonces mantener el cuatripartito?
No tengo ninguna duda en eso. Hicimos un esfuerzo que ha dado muy buenos resultados. Incluso en las diferencias hemos sabido encontrar el punto de encuentro. Ha habido aciertos y desaciertos, pero ha sido una buena experiencia política.
¿También la fórmula de Gobierno, con consejeros independientes y sin cuotas por partidos?
Considero que ahí el tiempo nos ha dado la razón, porque ha facilitado mucho la gestión y la cohesión de un Gobierno sustentado en una mayoría muy compleja, de tres coaliciones y un partido de corte asambleario. Pretender trasladar la proporción parlamentaria a cuotas de Gobierno hubiera sido un error.
¿Ser la cara más visible del cambio es una ventaja o una desventaja?
Evidentemente, protagonizar las instituciones, el Gobierno o los ayuntamientos, conlleva una influencia en el resultado electoral, que puede ser ventajosa o no. Eso ya lo veremos.
¿No puede facilitar una patrimonialización electoral del cambio?
No es mi intención, desde luego. Quien me ha seguido estos años sabe que siempre he destacado que la clave del cambio son los 26 escaños, y que siempre he puesto en valor la enorme lealtad con la que se está trabajando. Si no, nunca hubiéramos llegado hasta aquí. Nadie lo esperaba. Seguramente ni nuestros propios votantes. Esa es la verdad. Sé que el escenario no es fácil, pero mi vocación es seguir haciendo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí.
¿Ha echado en falta más apoyo de sus socios de Gobierno en algún momento de la legislatura?
No creo que el cuatripartito haya esquivado su responsabilidad en los momentos difíciles, sinceramente lo digo. Otra cosa es que algún partido no haya compartido decisiones ejecutivas, y que no las haya querido acompañar. Y que cuando han llegado algunas duras, muy duras, haya sido Geroa Bai quien ha dado la cara. Se me podrá rebatir, pero es mi visión.
Dicen que lo difícil no es llegar, es mantenerse. ¿Supone una presión añadida afrontar un proceso preelectoral desde la presidencia?
Desde luego, se afronta diferente. Con la expectativa de saber cuál es la respuesta de los ciudadanos al trabajo que se ha hecho. Eso genera ilusión y preocupación al mismo tiempo, y cierta tensión, claro que sí.
¿Personalmente es optimista?
Creo que hay una mayoría de ciudadanos que entiende que estamos construyendo una Navarra diferente. Mejor, más solidaria y más abierta. Y que es consciente de que merece la pena seguir, incluso desde la perspectiva de posiciones políticas que no son las nuestras.
¿Y cuál diría que es la alternativa al cambio?
Volver al punto cero. UPN no hace una apuesta por ilusionar a la sociedad, ni por proponer nada nuevo. Su único planteamiento es volver a lo de antes. A la misma gestión de lo público, incapaz de generar espacios de trabajo conjunto. A enfrentar a las universidades, a las lenguas y a los ciudadanos. En definitiva, a vivir de la confrontación. ¿Volver a donde? Eso es lo que tienen que responder los navarros y navarras.
Fuente: Noticias de Navarra. 9 de septiembre de 2018